Con la llegada del invierno, muchas personas prestan mayor atención al cuidado de su cabello. Las bajas temperaturas, el uso frecuente del secador, los gorros de lana y los cambios hormonales propios de esta estación pueden provocar mayor caída y resecamiento capilar. Pero además de los cuidados, durante esta época resurgen mitos instalados desde hace décadas, como la idea de que si se arranca una cana salen muchas más.
“La frase ‘si te sacás una cana, te salen siete’ no tiene ninguna base científica”, afirmó la doctora Carmen Orozco, cirujana capilar del Hospital Capilar, en diálogo con Diario de Sevilla. Según la especialista, el envejecimiento del cabello es un proceso biológico determinado principalmente por la genética y los cambios hormonales, no por acciones mecánicas como arrancarse un pelo.
Cada folículo piloso funciona de manera independiente. Esto significa que si una persona se arranca una cana, no se activan otros folículos a su alrededor. “Lo que sí puede ocurrir es que, si se repite el gesto de arrancar con frecuencia, se dañe el folículo y eso provoque que deje de crecer pelo en esa zona”, explicó Orozco, sobre una de las problemáticas que no tienen en cuenta muchos individuos al arrancarse el pelo debilitado.
La aparición de canas suele darse entre los 30 y los 40 años edad, aunque hay casos en los que surgen antes por herencia genética o situaciones de estrés. Si bien aún no existe un tratamiento que revierta el encanecimiento, sí es posible mantener un cuero cabelludo sano con una rutina de cuidado adecuada.
Aunque las canas son, en gran medida, una consecuencia inevitable del paso del tiempo y la genética, ciertos hábitos pueden contribuir a retrasar su aparición y mejorar la salud capilar en general. Una alimentación rica en antioxidantes, vitaminas del complejo B (especialmente B12) y minerales como el zinc o el hierro es fundamental para mantener la pigmentación natural del cabello.
Además, evitar el uso excesivo de planchitas, secadores y rizadores muy calientes o productos con sulfatos y parabenos ayuda a conservar la fibra capilar fuerte y resistente. Incorporar masajes en el cuero cabelludo activa la circulación y favorece el crecimiento de cabello sano. También se recomienda protegerlo del frío con gorros de materiales suaves que no generen fricción, así como evitar peinados muy tirantes que estresen el folículo piloso. Esto incluye disminuir la utilización de geles y sprays que puedan dañar al cuero cabelludo.
Otra clave es reducir el estrés, un factor que está muy relacionado con la aparición prematura de canas en los adolescentes y jóvenes adultos. Dormir bien, hacer ejercicio y mantener hábitos que promuevan el bienestar emocional pueden impactar positivamente en la salud del cuero cabelludo. Por último, y no menos importante, es recomendable consultar con un médico dermatólogo ante la aparición de los primeros signos de envejecimiento capilar. Esto permite diseñar un tratamiento personalizado, que contemple tanto lo estético como lo preventivo.