Según un especialista en convivencia escolar el «40% de los estudiantes agredidos o victimas de bullying no lo informa». Esta dura estadística se conoce luego del episodio ocurrido en en Mendoza, que obligó a activar por primera vez el protocolo de seguridad en una escuela de la provincia. Durante el mediodía del miércoles, una alumna de 14 años ingresó al colegio Marcelino Blanco con una pistola 9 mm reglamentaria perteneciente a su padre, comisario de la provincia de San Luis, y efectuó disparos dentro del aula.
Si bien no hubo personas heridas, el hecho generó la intervención inmediata de las autoridades escolares, policiales y judiciales, que dispusieron el cierre preventivo del establecimiento y la activación del procedimiento de contención para alumnos y docentes.
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Desde Cadena 3 Mendoza, el periodista Facundo Di María señaló: “No había registros en el país de un alumno disparando dentro de una escuela desde Carmen de Patagones hasta acá, esta vez sin heridos en la provincia de Mendoza”. El Ministerio Público Fiscal confirmó que la adolescente no será detenida ni imputada por su edad y que no existían antecedentes de violencia ni bullying en su legajo escolar.
Por su parte, el psicopedagogo y especialista en convivencia escolar, Alejandro Castro Santander, expresó: “escuché a un compañerito diciendo que la molestaban con cómo se viste, cómo tiene las cejas. El tema es que no se registra. Las autoridades que han hablado dicen: ‘Los protocolos se han cumplido, pero no hay antecedente de que hubiera una situación de bullying.’”
Sin embargo, a pesar de que no había registro de acoso escolar, Castro advierte que: “se presume que por ahí puede venir el tema con una chica muy tranquila, retraída y que de golpe tiene este brote de ira, donde recurre a esta situación extrema. Como que no pudo resolverlo de otra manera y buscó la peor forma.”
El caso vuelve a abrir el debate sobre la preparación del sistema educativo para prevenir la violencia y el acoso. Distintos especialistas coinciden en que, más allá de los protocolos, persiste una deuda en materia de prevención, trabajo en convivencia y colaboración entre la familia y la escuela.
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Los datos confirman que el problema está lejos de ser aislado. Según el Observatorio de la Convivencia Escolar de la UCA, el 40% de los estudiantes dice sufrir violencia o acoso en la escuela y no lo comunica, en muchos casos por miedo a quedar más expuestos frente a sus compañeros o por sentir que los mayores no podrían comprenderlo.
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Al respecto, Santander sostuvo que el sistema educativo sigue respondiendo de manera reactiva: “la mejor prevención es educación, y en general lo que está faltando es eso. Describimos el bullying, pero no trabajamos en prevención de buena convivencia y tampoco se hace participar como corresponde a la familia”.
El especialista recordó que el concepto de bullying tiene más de 50 años de investigación, pero que la respuesta no evolucionó al mismo ritmo: “parecería que no hubiéramos aprendido nada. Nos pasamos describiéndolo, El tema es que no basta con eso”.
Las pruebas Aprender revelaron que:
- – 75% de los estudiantes de secundaria perciben discriminación por su aspecto físico.
- – 68% dicen ser discriminados por cuestiones socioeconómicas, familiares, de religión o género.
- – 6 de cada 10 aseguran haber sufrido agresiones en la escuela.
Sin embargo, más del 90% dice sentirse bien y seguro en el ámbito escolar, lo que para los especialistas evidencia una peligrosa naturalización de la violencia.
“Evidentemente hay naturalización. El 80,02% dijo que los problemas de convivencia eran un problema menor o no eran un problema. Entonces, ahí ya estamos en problema”, advirtió Castro.
Claves para una solución de fondo
El experto insistió en que, si bien el protocolo funcionó correctamente en Mendoza, representa solo una parte de la respuesta. Señaló que no alcanza con actuar cuando el problema ya estalló, sino que es necesario educar en convivencia, respeto y resolución de conflictos desde las primeras etapas escolares.
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También remarcó la importancia de reconstruir la confianza entre familia y escuela, al considerar que la colaboración entre ambas es clave para generar un entorno que favorezca la buena conducta y el aprendizaje, relación que hoy se encuentra debilitada.
Finalmente, recordó la voz de las familias en estos casos: “una madre me dijo una vez: ‘Yo traje un hijo feliz y me lo llevo roto’. El deber de cuidado tiene que funcionar”.
Puntos para prevenir el bullying
- – Detección temprana: capacitar a docentes y directivos para identificar señales de acoso.
- – Participación activa de las familias: crear canales de comunicación permanentes entre escuela y hogar.
- – Educación en convivencia: trabajar en respeto, tolerancia y resolución pacífica de conflictos desde los primeros años.
- – Cultura de denuncia segura: garantizar que los estudiantes puedan hablar sin miedo a represalias.