13/08/2025 21:26hs.
No hay nada más que esto. Aquella definición que Marcelo Gallardo usó para dimensionar el triunfo en Madrid ante Boca aplica, aunque con otro sentido, en lo que significa para River esta etapa de definiciones de la Copa Libertadores.
Un torneo que reiniciará este jueves por la noche en Paraguay y que, de ahora en más, modelará el día a día de un equipo que viajó a Asunción para visitar a Libertad en una situación alejada de lo ideal.
Y eso es un desafío más que presenta el escenario internacional. Porque no hay nada más que esto: ningún otro torneo genera más expectativa ni ilusión que la CL. Por el contrario: toda victoria fuera del plano continental será minimizada si lo que comenzará en Asunción no tiene un final feliz.
Y de ese modo se explica cómo se ha instrumentado el plan de “reoxigenación” -según el glosario napoleónico- en pos de remodelar a River luego del Mundial de Clubes. De energizarlo. De devolverle la competitividad precisamente con esta fecha en el almanaque. Y con ese onírico objetivo en la cabeza.
Y dentro de este contexto de exigencia, en el que levantar la quinta se vuelve una meta prioritaria, Gallardo deberá demostrar que el proceso está asentado aun con la racha de bajas: la rotura de ligamento cruzado de Germán Pezzella se sumó a los esguinces de rodilla de Maxi Salas y Lucas Martínez Quarta y a la tendinopatía rotuliana por la que fue operado Maxi Meza.
Enzo Pérez, en el viaje rumbo a Paraguay (Prensa River).
Un equipo, una idea, una prueba de fuego
El posible equipo de River vs. Libertad
DT: Marcelo Gallardo
El panorama menos deseado pero, por caso, el que tocó. Y con el que el Muñeco deberá lidiar para armar una alineación lo más competitiva posible, con un Paulo Díaz entre algodones (se recuperó con lo justo de una inflamación en la rodilla izquierda) y un Sebastián Boselli que apenas disputó un (flojo) partido oficial antes de saltar como titular por las ausencias obligadas.
Conformar una defensa sólida, que hasta las caídas venía mostrándose eficiente para sostener el cero, es un objetivo. Pero no es el único: el deté también tendrá que evaluar las necesidades, el peso específico del encuentro y las alternativas disponibles para que el equipo sea sólido.
Y que se apoye en jugadores con pedigrí internacional y rodaje en esta clase de encuentros por encima de los chicos (Santiago Lencina, Juan Cruz Meza) que han tenido buenos rendimientos aunque sin la carga extra que supone un partido de Libertadores. Donde el margen de error es otro. Y la responsabilidad, también.
La pericia al momento de maniobrar
Sebastián Boselli se perfila como titular en River (Prensa River).
Quizás por eso el Muñeco sigue estudiando la opción de mandar a la cancha a Giuliano Galoppo, quien desde el banco ya ofreció variantes ofensivas y también puede ser complemento del pack de volantes de marca. Esto, además de sostener un ataque con un dúo complementario (Facundo Colidio y Miguel Borja; Seba Driussi está OK pero no juega hace 58 días).
Así está este River. Mucho mejor que aquel que hace un año, también un 14 de agosto, comenzaba el camino de octavos frente a Talleres con Gallardo recién abrochado, apenas dos de los refuerzos habilitados para jugar en Córdoba (Fabricio Bustos y Pezzella) y un tren al que el entrenador de bronce se había subido en modo superhéroe/maquinista.
La situación, aun con bajas, es otra. Por eso hay tanta esperanza como presión. Porque esta vez el modelado estuvo a cargo del Muñeco. Las decenas de millones que River invirtió se desembolsaron para lograr ese hito que está a siete partidos de distancia.
El primero, este jueves. En un estadio con baja capacidad pero que estará a reventar. Con un árbitro con historial de malos recuerdos que el Muñeco espera hayan quedado archivados.
Con un adversario que no marcha entre los top de su liga (está 6° de 12) pero aun así tiene futbolistas de experiencia (Santa Cruz, Cardozo, Viera) que entienden de qué se tratan estos octavos que se iniciarán por la nochecita asunceña.
Allí donde no habrá excusas ni atenuantes. Porque River lo sabe: no hay nada más que esto.
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