Día 603: Milei y la ética, se puede ser cruel para hacer el bien?

Noticias Relacionadas

¿Sí un terrorista sabe el paradero de una bomba de tiempo que mataría a miles de personas es correcto torturarlo para que revele la información? ¿Si un médico tiene cinco pacientes muriendo, es correcto sacrificar uno para con sus órganos salvar a los otros cuatro? Estas son preguntas que los filósofos utilitaristas como Jeremy Bentham y John Stuart Mill se hicieron en mediados del siglo XIX.

Milei, en su cadena nacional, dijo que su tarea es hacer el bien, no importa si lo llaman cruel. En su razonamiento, si los jubilados pasan hambre o no pueden comprar los remedios para que haya equilibrio fiscal y de esta manera prospera el país es un sacrificio razonable de hacer. ¿Esto realmente es así? Vamos a tomarnos la columna de hoy para analizar profundamente esta forma de razonar del Presidente, basada en la ética utilitarista.

La máxima que guía la ética utilitarista es maximizar el bienestar y disminuir el malestar. De esta manera, todo sacrificio o daño que se pueda hacer, si está orientado a generar un bien mayor o evitar un daño aún más grande es correcto. A partir de la cadena nacional del 8 de agosto de 2025, en la que afirmó “mi tarea no es parecer bueno, es hacer el bien aunque digan que soy cruel”, Milei parece inscribirse en esa corriente. Es decir, habla de una distinción entre el bien y el mal y cómo debe obrar como gobernante. “No me importa si no me quieren y luego no me votan, lo importante es hacer lo correcto para el bienestar del pueblo argentino”, podría traducirse.

Esto no les gusta a los autoritarios

El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.

Es interesante la filosofía utilitarista para pensar en el gobierno libertario porque puede ayudarnos a tratar de entender muchas de sus políticas que parecen incomprensibles desde otra óptica. Por ejemplo el Ministerio de Capital Humano aumenta por arriba de la inflación el presupuesto para las asignaciones al sector más indigente y por debajo de la inflación a los jubilados asumiendo que entre los primeros hay mayoría de muy jóvenes por lo cual, podríamos conjeturar siguiendo esta filosofía que el razonamiento que hay detrás es que la inversión del Estado generará beneficios durante décadas y no así en el caso de los más viejos.

Así, volviendo al discurso de cadena nacional de Milei, les caben las mismas críticas que a la filosofía utilitarista. Uno de sus más brillantes críticos, el filósofo inglés Bernard Williams explicó el problema que trae este tipo de enfoques con otro contraejemplo. Imaginá un químico que, por sus circunstancias de vida, tiene la oportunidad de trabajar en un laboratorio que desarrolla armas químicas para un régimen represivo. El utilitarismo plantea que si este químico es muy competente y sabe que, si no acepta el trabajo, otra persona menos cuidadosa lo hará y producirá armas aún más letales, entonces él debería aceptar el puesto.

¿Por qué? Porque, en términos netos, se minimizaría el daño: él podría diseñar armas menos crueles, sabotear sutilmente el proceso o reducir la eficacia del armamento. Así, el balance de sufrimiento global seríamejor” que si otro ocupase el lugar. Williams llama a los efectos del utilitarismo un problema de alienación moral. Según este filósofo inglés, el utilitarismo nos pide alejarnos de nuestras propias convicciones y vernos solo como instrumentos para la maximización del bienestar general. En el fondo, plantea que el error utilitarista es tomar a las personas como medios para llegar a un fin que sería el bienestar general. Por otro lado, para que todo tenga sentido, hay que estar completamente seguro de que se conoce qué es el bienestar general y cómo alcanzarlo.

El presidente Milei implementa fuertes recortes en el gasto público con su estrategia conocida como “motosierra”

Volviendo a Milei y los ajustes de su motosierra. Imagino que al Presidente no le queda otra alternativa y se percibe así mismo como un cirujano que corta un miembro gangrenado de un paciente. Desahuciar tejido corporal que igual morirá debido a la falta de riego sanguíneo o a infecciones bacterianas para salvar el cuerpo del paciente. Pero el cirujano no es cruel, sino que no le queda otra alternativa, pero ese no es el caso de un gobernante siempre son diferentes alternativas.

Por otro lado, admitiendo algo que es correcto, que la baja del gasto público es algo necesario, en el fin de semana, en el reportaje del diario PERFIL, el profesor de la Universidad de Stanford y uno de los politólogos influyentes del pensamiento democrático actual, Larry Diamond, dijo “siempre se puede ir demasiado lejos aun en la dirección correcta”. Es decir, un exceso de recorte fiscal, puede terminar generando más malestar que el bienestar por el que se inicia.

Milei, nos dice que los ajustes en las jubilaciones y la atención a los discapacitados tienen un dolor inmediato, pero traerán un beneficio mayor. ¿Esto realmente es así? Puede ser cierto, pero basándonos en la cantidad de gobierno que ajustaron a los jubilados en el pasado y la falta de mejora de la economía argentina en prácticamente todos ellos, hacen que esta afirmación sea, como mínimo, cuestionable. Siguiendo el razonamiento utilitarista, Milei podría decir que dado que es un economista experto y que lo ha demostrado controlando la inflación como el resto no pudo, algo que también es cuestionable aunque atendible como argumento, el está seguro que si esta vez hacemos estos sacrificios será distinto.

En esta línea, si hubiese una escuela de filosofía utilitarista y Milei fuese alumno, lo aplazarían. Porque cuando hay incertidumbre a la hora de hacer un sacrificio para un bien mayor, la probabilidad de éxito debe ser más importante que el sacrificio. A mayor daño provocado, mayor debe ser la probabilidad de que esto llevará invariablemente a un bien mayor, y en este caso, hay jubilados que se saltean las comidas, no toman los remedios y discapacitados que no pueden atenderse. Pero la probabilidad de que esto lleve a un verdadero bienestar del pueblo argentino, basado en todas las anteriores veces que se hizo esto en nuestro país o en otros, es muy baja.

Aunque parece que Milei lleva adelante un planteo utilitarista, lo que hay detrás es un enfoque más basado en los consejos del padre de las ciencias políticas, Nicolás Maquiavelo, a los gobernantes. Milei, en un discurso anterior, había reconocido ser portador de esa crueldad con que la oposición lo define, pero dijo que solo está dirigida a “los gastadores, estatistas, kukas inmundos que tienen parásitos mentales”.

“El Príncipe”, de Maquiavelo, es un tratado sobre el poder político y las estrategias para conservarlo, incluyendo el uso calculado de la crueldad

Maquiavelo sostenía que la crueldad, usada con moderación y de manera calculada, es una herramienta necesaria para mantener el orden y el poder político. En El Príncipe, explica que un gobernante que quiere conservar su dominio debe estar dispuesto a actuar con dureza para evitar el caos y la desobediencia, porque la indulgencia excesiva puede llevar a la debilidad y al derrumbe del Estado. La crueldad bien aplicada —rápida, eficaz y con un fin claro— genera más estabilidad que la clemencia mal entendida, que puede ser aprovechada por los enemigos del poder. Así, ser “cruel” no significa actuar sin medida, sino usar la fuerza y el rigor con inteligencia para asegurar la supervivencia política.

Además, el estratega político afirma claramente en El Príncipe que “es mucho más seguro ser temido que amado, cuando uno necesita elegir entre los dos” (Capítulo XVII). El razonamiento detrás de esta afirmación es que el amor de los súbditos es frágil y depende de su voluntad, la cual es voluble y puede cambiar según sus intereses. En cambio, el temor es un medio más fiable para mantener el control, porque “el hombre es menos propenso a ofender a aquel a quien teme que a aquel a quien ama” (Capítulo XVII). Para un gobernante que busca la estabilidad, es mejor que sus ciudadanos lo teman, pues este miedo es un incentivo constante para la obediencia.

Sin embargo, Maquiavelo advierte que este temor no debe transformarse en odio, ya que “hay una gran diferencia entre ser temido y ser odiado” (Capítulo XVII). El príncipe debe evitar ser odiado, porque el odio puede provocar conspiraciones y rebeliones que amenacen su poder. Por eso, aconseja usar la crueldad con moderación y de una sola vez para asegurar el orden y después gobernar con clemencia cuando sea posible (Capítulo VIII). En definitiva, para Maquiavelo, si no se puede ser amado y temido al mismo tiempo, “es mejor ser temido que amado”, porque el temor es la base más sólida para preservar el dominio político.

Nuevamente, si hubiese una escuela de ciencias políticas basadas únicamente en el pensamiento de Maquiavelo, no se si aplazarían a Milei, pero si le harían una fuerte advertencia. El Presidente permanentemente hace una exhibición ya no ética de la crueldad, si no estética. Es decir, el símbolo de la motosierra que se utiliza para recortar el gasto público parece ser eficaz cuando se utiliza contra adversarios como la casta política, pero se vuelve impopular cuando avanza contra el Conicet, las universidades o el Garrahan.

Además, Milei utiliza permanentemente la metáfora de la violación anal como escenificación de las derrotas políticas que supuestamente le genera a sus adversarios políticos. Obviamente esto es una escenificación de la crueldad explicita. Probablemente logre conectar con un sector de la población que se siente perjudicada por el sistema político, una suerte de venganza contra el agresor. Sin embargo, cuando se empiezan a acumular los problemas irresueltos, puede empezar a verse como algo ridículo, bizarro y desagradable por la aplastante mayoría de la sociedad.

El presidente Milei vetó la ley destinada a aumentar los ingresos de los jubilados

En síntesis, Milei plantea que su política de motosierra genera más bienestar que los proyectos de mejora de los ingresos de los jubilados y protección a sectores vulnerables que la oposición votó en el Congreso. Sin embargo no tiene pruebas ni datos para demostrarlo y tampoco está claro que la represión a los jubilados, fuera del palacio legislativo termine generando mayor estabilidad política por miedo al Gobierno. Sin embargo y volviendo a su cadena nacional, Milei se ubica en el lugar del bien. Quizás esto sea lo que unifica todo lo que estamos diciendo.

Esto no es una particularidad del presidente libertario. En una nota de Sabrina Chemen en el diario PERFIL sobre el libro “Los Yo narrativos, relatos del poder en América Latina” comienza diciendo: «Tanto por izquierda como por derecha, lo que debe ser, lo moralmente pertinente, es protagonista absoluto en la lucha por el poder político: ya sea la distribución de los ingresos versus el mérito, o los derechos LGBT versus la familia». Es decir, los líderes latinoamericanos suelen ubicarse en el lugar del bien y a sus adversarios en el lugar del mal. Quizás este sea un mal hábito de nuestra cosmovisión del mundo que tengamos que deconstruir.

Si Milei, es y hace el bien en contra de los que son y hacen el mal que serían la oposición, todo estaría justificado. Es decir, si efectivamente el mundo se dividiese entre buenos puros y malos puros, los argumentos del Presidente, serían atendibles. Lamentablemente para él y para todos los filósofos que citamos y para todo aquel que intenta comprender la realidad que vivimos, el mundo es mucho más complejo que esto.

Para Milei, «si la gente no llega a fin de mes» la calle «tendría que estar llena de cadáveres»

En el fondo de todo lo que dice Milei, lo que hay es una profunda profesión de fé sobre sí mismo y su destino mesiánico. Se trata de un planteo irracional que se sostiene y que le termina dando coherencia a su modo de actuar. Así lo explicó el periodista Juan Luis González, de Revista Noticias, en Radio Con Vos, al hablar del costado mesiánico del presidente, que termina siendo el sostén de su crueldad y de su confianza en que sus políticas llevarán al bienestar general.

Ser gobernante implica tomar medidas difíciles que pueden parecer crueles e insensibles. El utilitarismo a veces ayuda a pensar en las ventajas o desventajas de determinadas acciones. Sin embargo, hay que tener mucho cuidado cuando se avanza con este tipo de medidas, no exhibirlas con un regodeo de la crueldad y no basarlas en supuestas verdades reveladas de un precepto mesiánico. Pensemos en Hiroshima, hecho del que se cumplen 80 años, cuyo argumento de Estados Unidos era supuestamenteahorrar más vidas” que costarían la prolongación de la guerra un año más. O lo que repite ahora Trump con Irán y Netanyahu quien dice que lo que hace es terminar la guerra para siempre.

El problema no es el utilitarismo si no que el futuro es impredecible y lo único seguro son los costos del presente, mientras que los beneficios del futuro son siempre conjeturales.

MV/ff

Últimas Publicaciones