Socios en el Mercosur, Argentina y Brasil compiten por el mercado norteamericano

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A ambos lados de la frontera entre Brasil y Argentina, los empresarios, inversores y especialistas, coinciden en sus reflexiones sobre las ventajas y maldiciones de las medidas adoptadas por Donald Trump, el mismo día que tomó cuenta del Despacho Oval. La decisión de trabar las importaciones de bienes, provengan de países “aliados” o “enemigos”, apunta en su imaginación a un target: revitalizar la producción doméstica, especialmente en áreas de altísima tecnología. Y de este modo recuperar la primacía en un mundo que se le escapa de las manos. Con ese objetivo en mente, la administración Trump no tuvo reparos en perjudicar la economía mundial, inclusive en los rincones más apartados de la civilización planetaria.

Semejante daño se proyecta como una nube negra dentro del propio territorio norteamericano. En definitiva “aumenta los precios internos de EE.UU y reduce los ingresos familiares” explican expertos como el economista Mas Ben May, de la Oxford Economics. Lo que falta ver todavía es si irá a provocar, o no, una recesión internacional.

Los Ceos de empresas multinacionales radicadas en Brasil moderaron sus temores por la aplicación de aranceles de hasta 50% que Trump descerrajó sobre Brasil por cuestiones geopolíticas. Ocurre que hay 700 sectores del agro, la industria y los servicios del país sudamericano, que fueron liberados del castigo. Se trata precisamente de bienes y componentes claves para el mercado americano, dónde ahora podrán entrar sin que los frenen en las aduanas de los puertos y aeropuertos estadounidenses.

Antes de este anuncio, ocurrido el miércoles pasado, en la Argentina hubo un alerta: ¿sería posible que empresas del país puedan “apropiarse” de los espacios vacantes dejados tras el retiro obligado de los brasileños? Sin la presencia del socio mayor del Mercosur, los argentinos podrían competir con precios más atractivos. Pero las expectativas se diluyeron cuando Trump decidió anular el impuesto aduanero de 50% para un variado surtido de artículos brasileños.

Lula no cede a la guerra de aranceles de Trump

Previamente al anuncio formal del miércoles pasado, relativo a las 700 excepciones, la intención del mundo empresarial argentino era “llenar” el vacío dejado por el gran aliado en la región. Pero Washington, sin querer, en alguna medida “traicionó” a la Argentina cuando exceptuó del impuesto a la importación la amplia lista de manufacturas de Brasil. Los rubros argentinos y brasileños de exportaciones a Estados Unidos son coincidentes, y se trata precisamente de aquéllos que están bajo el nuevo amparo dado por el “trumpismo” (en este caso por razones domésticas nortemericanas)

Para completar el panorama, surgió un costado inimaginable en todo este operativo de Washington, que podría dejar muy mal parados a los argentinos. Sucede que, a nivel global, los precios brasileños continúan competitivos, dado que cuentan con mejores costos y mayores volúmenes de producción. El miedo en Buenos Aires procede, en este contexto, del hecho de que los bienes impedidos de ingresar en Estados Unidos, se desvíen para otros mercados que están cubiertos por nuestro país. No hay dudas que este “proceso indeseado”, obra del presidente americano , se debe a la aplicación arbitraria, urbi et orbi, de su política arancelaria.

Geopolítica de amigos

De hecho, con excepciones mediante, las exportaciones brasileñas hacia el norte del continente se verán mucho menos afectadas. Según el Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio, liderado por el vicepresidente Geraldo Alckmin, solo 44,6% de las ventas brasileñas a los norteamericanos se verán sensiblemente damnificadas. Brasil exportó a USA en 2024 productos por 40.000 millones de dólares, un nivel que se mantuvo en el primer semestre del 2025. Entre enero y junio de este año, a los puertos de Estados Unidos llegaron enormes contingentes de carne bovina, que representan el 13,69% del volumen total comercializado entre Brasil y EE.UU.

Para “desgracia” de los exportadores argentinos, hay una notoria coincidencia con los brasileños en cuanto a los segmentos de manufacturas enviados hacia los puertos de Long Beach, de Nueva York y Nueva Jersey. Figuran petróleo crudo, el mineral de hierro, la carne bovina, el acero semielaborado, lingotes de acero y lingotes de oro

En el caso de la Argentina, en 2024 fueron mandados conteiners a EE.UU. por un valor total de 6.400 millones de dólares. Y los rubros más comercializados resultaron ser petróleo crudo; lingotes de acero; nafta para petroquímicas; y lingotes de oro. Las diferencias es que los argentinos están bien colocados en la venta de vinos para los consumidores estadounidenses; mientras que Brasil se destaca en el jugo de naranja.

El otro riesgo argentino, según dicen los grandes empresarios, es que por cuenta del liberalismo a ultranza del gobierno argentino el presidente Milei no haga nada para proteger las industrias del país de un eventual exceso de exportaciones brasileñas.

El 6 de agosto se sabrá a ciencia cierta cómo queda el escenario, la última fecha puesto por Washington para aplicar definitivamente los aranceles.

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