Francia dice que reconocerá a Palestina. Avance de una lucha global

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La presión generada por un movimiento internacional en defensa de la causa palestina ha dado un paso: Francia declara que reconocerá oficialmente al Estado palestino. Estos movimientos diplomáticos, con todas sus limitaciones a cuestas, son igualmente el resultado de la movilización internacional, encargada de denunciar y luchar contra el genocidio sionista liderado por el fascista de Netanyahu.

El presidente francés, Emmanuel Macron, confirmó que Francia reconocerá oficialmente al Estado palestino durante la 80ª Asamblea General de la ONU en septiembre. La decisión, celebrada por la Autoridad Palestina y rechazada por Israel, marca un giro en la postura de un miembro permanente del Consejo de Seguridad. Al mismo tiempo, hay que tener en cuenta dos cuestiones a la hora de analizar esta situación. Por un lado, este reconocimiento (con las limitaciones y contradicciones naturales de un organismo como la ONU) tiene tintes positivos, haciendo que la discusión sobre Palestina se potencie y tenga más terreno en la agenda internacional. Sin embargo, no hay que perder de vista el lugar donde nace este reconocimiento y el contenido que posee. Sin la continuidad y el fortalecimiento de la movilización internacional, estas acciones podrían quedar estériles, sobre todo sabiendo que quien la propone es el mandatario francés, un enemigo de la clase trabajadora de su país, quien recientemente le ha vuelto a declarar la guerra luego de haber presentado una criminal reforma tributaria con el objetivo de trasladar las consecuencias de la crisis a las espaldas de los franceses.

Claves del anuncio

La presión generada por la crudeza de las últimas imágenes vistas en la Franja de Gaza, además de las denuncias sobre la hambruna utilizada por Israel como arma de exterminio, puede ser que hayan hecho que una de las potencias del imperialismo europeo haya realizado este anuncio. Pero, como toda política derivada de un gobierno de este carácter, se encuentra plagada de limitaciones.

El reconocimiento anunciado por Macron, hasta ahora de carácter simbólico,  se da tomando una vieja receta. El mandatario francés propone un Estado palestino desmilitarizado que reconozca a Israel, asegurando “seguridad para toda la región. Es decir, volver a desembocar en una salida que ya fracasó: la de la existencia de dos Estados. Desde el tratado firmado en Oslo (1993) hasta el día de hoy, ha quedado claro que no es ninguna solución favorable para el pueblo palestino, sino que es la más amable para el statu quo del capitalismo. Además, a esto se le suma la incongruencia del francés, donde reclama la desmilitarización de un pueblo que desde hace casi 80 años viene sufriendo los ataques de un enclave colonialista financiado por el imperialismo estadounidense.

Con esta decisión, Francia se sumaría a otros 141 países que ya reconocen a Palestina, incluidos España, Irlanda y Noruega (mayo 2024), siendo el primer Estado integrante del G7 en dar este paso.

En sus declaraciones, Macron reconoce la urgencia de detener la guerra en Gaza y garantizar ayuda humanitaria. Pero este reconocimiento no viene acompañado de un aluvión de humanidad salido de las entrañas del gobierno francés, sino por el nivel de movilización que genera la defensa de la causa palestina. Aunque también hay un sector de estas potencias al que se le hace necesaria la aparición de un escenario global mucho más estable, en el cual las tensiones no continúen escalando, como sucedió en los últimos meses con la intervención de los Estados Unidos de Trump.

Las Reacciones

Por supuesto, el Estado genocida de Israel no demoró en salir a responder al anuncio emitido por el gobierno francés. El primer ministro Benjamín Netanyahu acusó a Francia de “premiar el terrorismo” y advirtió que un Estado palestino sería “una plataforma para aniquilar a Israel“. El ministro de Justicia israelí lo llamó “una mancha negra en la historia francesa“.

En tándem con el sionismo, las voces del imperialismo yanqui obviamente salieron a responder a este reconocimiento. El secretario de Estado Marco Rubio, un trumpista de la primera hora, tachó la medida de “irresponsable” y “una bofetada a las víctimas del 7-O“. Declaraciones lógicas de una potencia en crisis, que busca recuperar su influencia en esa zona mientras intenta la imposición de una reconfiguración del orden imperialista a nivel mundial.

Por una Palestina única, laica, democrática y socialista

Este reconocimiento, aunque contiene un limitado contenido simbólico y está plagado de contradicciones a causa del sector de donde proviene, tiene un punto positivo: el darse en medio de un genocidio orquestado por un sionismo que continuamente busca profundizar la desaparición física del pueblo palestino.

Hace solo unos días, el Parlamento israelí (Knesset) sembró una nueva provocación a causa de un proyecto impulsado por partidos de derecha y extrema derecha, incluido el Likud de Netanyahu y Otzmá Yehudit. En esa ocasión, se aprobó una resolución (no vinculante) en la que se insta al gobierno de Israel a extender su soberanía sobre los territorios de Cisjordania donde existan asentamientos judíos. Si bien fue una votación de carácter simbólico, es imposible no observar el continuo intento de avanzar con su proyecto expansionista a costa de que Palestina desaparezca.

Al mismo tiempo, el exterminio sobre la población gazatí continúa. El asedio militar de Israel, junto con sus bombardeos, nunca cesó. Mientras que el escenario de una hambruna generalizada, como arma de guerra, comienza a profundizarse, sobre todo en el aumento de casos de muertes de niños por desnutrición. Este nivel de crueldad aplicado en la cotidianidad del pueblo palestino ha llevado a que hasta organizaciones de la ONU describan los lugares de distribución de ayuda como “sádicas trampas mortales“. Esta triste descripción de los elementos sirve para determinar el accionar fascista, en clave genocida, del Estado sionista. Según autoridades locales, las operaciones de Israel han dejado más de 59.100 palestinos muertos en Gaza desde octubre.

La aparición de estas declaraciones desde Francia, hablando del reconocimiento de Palestina, más allá de sus limitadas implicancias concretas, hay que aprovecharlas para multiplicar la solidaridad con el pueblo palestino y la lucha contra el régimen del fascista Netanyahu. Muchas veces, este tipo de acciones diplomáticas, además de encontrarse contaminadas por intereses imperialistas, también surgen como producto de las olas que genera un movimiento tan potente como lo es la marea roja por Palestina. Hace unas semanas, y luego de 40 años de prisión, se logró conseguir la liberación de Georges Abdallah. La libertad de este ex preso político es una muestra de la potencia que tiene este tipo de movimientos.

Por eso, sin dejar de denunciar las limitaciones y vicios imperialistas que pueda contener este movimiento de Macron, la clase trabajadora a nivel mundial debe tomarlo como un avance contra el sionismo y hacerlo suyo. En paralelo, debe complementarlo con la más amplia movilización internacional en defensa y solidaridad con el pueblo palestino. Una orientación que debe avanzar hasta conseguir una Palestina única, laica, democrática y socialista.

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