La derrota espantosa de Javier Milei

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Las múltiples crisis del proyecto libertariano y la peor derrota de Milei en el Senado. Editorial de “El Círculo Rojo”, programa de La Izquierda Diario que se emite todos los sábados de 12 a 14 por Radio Con Vos 89,9.

Sábado 12 de julio 13:44

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  •  El jueves negro del Gobierno en el Senado en el que fue derrotado por goleada (se aprobaron seis proyectos en su contra y con amplias mayorías) no fue más que un catalizador de varias crisis paralelas. Recordemos: estamos hablando de los proyectos de un aumento magro en jubilaciones y pensiones, extensión de la moratoria también para jubilaciones, la ayuda a Bahía Blanca que dio vuelta un veto y la coparticipación de impuestos.
  •  Las crisis paralelas eran: la crisis financiera que se había manifestado en el informe del banco de inversión JP Morgan que llamó a retirarse del carry trade y a “tomarse un respiro” de la Argentina y en la calificadora de riesgo Morgan Stanley que se negó a mejorar la calificación de la Argentina en términos de confianza financiera. También se venía expresando en el recalentamiento del dólar que, lejos de caerse “como un piano” como había asegurado Milei en febrero de este año (y llegar a los $600) tocó los $1300 y con más empuje después de la sesión del Senado. También tenía una expresión en el incumplimiento de las metas acumulación de reservas que exige el acuerdo con FMI.
  •  Todas consecuencias de un esquema que se basa en mantener un dólar artificialmente planchado (en base a dólares alquilados) que es lo que encierra el secreto de la famosa desinflación. Ese esquema estaba haciendo aguas por todos lados. A tal punto que veníamos asistiendo a una nueva tendencia alcista de los precios que se continúa hasta hoy (PxQ).
  •  Después estaba la crisis económica más estructural que muestra un consumo partido, con una minoría que aprovecha este tipo de cambio (viajando o comprando en el exterior) y una mayoría que hace malabares para llegar a fin de mes, cada vez más endeudada, etc. Varias industrias están en proceso de quiebra por la apertura indiscriminada de la economía que ya empieza a tener consecuencias y ningún indicador estructural da cuenta de una recuperación genuina de la economía. El famoso RIGI (régimen para grandes inversiones) que es básicamente beneficios exorbitantes para las empresas (especialmente las multinacionales mineras o del petróleo) no trajo (con excepciones) proyectos verdaderamente relevantes hasta ahora.
  •  En tercer lugar, la crisis social también muestra un panorama con cada vez más despidos (como en Georgalos o Secco) y un empobrecimiento generalizado de la población, además de la continuidad o el empeoramiento de las condiciones precarias de vida en general. Tanto en términos de vivienda, transporte o servicios de educación o salud. La totalidad de los informes, como el reciente del Instituto Interdisciplinario de Economía Política que depende de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, muestran que los salarios siguen en retroceso tanto entre el sector privado como en el informal y más aún entre los estatales. Todo esto se venía expresando en conflictos que acá fueron ampliamente cubiertos por Augusto Dorado.
  •  Por último, la crisis política. Esto está muy vinculado con lo anterior: los límites, la encerrona, el techo del esquema económico condujo a mayores enfrentamientos del Gobierno con los aliados que lo acompañaron hasta ahora y también al recrudecimiento de sus propias internas.
  •  ¿Se entiende? No es correcta la interpretación que asegura que en la economía las cosas más o menos venían funcionando y que los “errores no forzados” en el terreno político arruinaron todo. Bueno, no: la crisis económica condujo a los errores políticos (y a esta crisis política) y la crisis política realimenta, ahora, la crisis económica. En una dinámica muy peligrosa para el Gobierno y para todo el sistema político en general.
  •  Pongamos un ejemplo, el superávit fiscal (lo que el Gobierno presenta como uno de sus mayores logros): se alcanzó gracias, entre otras cosas, a quedarse con los fondos de las provincias (además de los presupuestos de salud, educación, etc.). Entonces, los gobernadores que siempre están dispuestos a colaborar, jugaron durante todo este tiempo una especie juegos del hambre con la esperanza de lograr que le faciliten fondos si eran los primeros y los que más se inclinaban ante Milei. Bueno, Milei que dice que el superávit no es negociable, no les dio nada, porque —mientras libera de impuestos a todo el capital— sólo puede sostener el superávit si no les concede nada. Si a esto le sumamos el mesianismo y la prepotencia política (que caracteriza a todos los gobiernos cuando ganan y se creen dueños eternos del apoyo popular) tenemos la explicación de fondo de la “rebelión de los gobernadores” que condujo a la derrota del Senado. Pero, además, “texto y contexto” dijo alguien por ahí: también perciben que el clima ya es otro y que Milei tiene algunos problemas.
  •  Ahora, los gobernadores están desesperados por negociar y pueden querer enmendar esta ofensiva. Hay que ver si el Gobierno quiere y puede. Pero más allá de eso, el hecho ya sucedió. El Gobierno sufrió una derrota espantosa que aporta al desgaste de su autoridad. Porque si vos, a las patadas y a los gritos, lográs resultados, bueno, es una cuestión. Ahora, si en la economía (más allá de la desinflación a la que se le empieza a ver el lado B y el superávit del que se ve que es a costa de jubilados y hasta discapacitados) no se perciben resultados mayores, y políticamente te llenan la cara de dedos, se empieza a desconfiar de la eficacia de tratar de ordenar las cosas a las patadas y a los gritos contra todo el mundo.
  •  Alrededor de esta cuestión, una reflexión más general: se ha repetido muchas veces que en esta época de hegemonías débiles o imposibles, los instrumentos que sirven para ganar elecciones, luego no son útiles para gobernar. Ya sean las grandes coaliciones que son tan amplias que incluyen a todos los programas, es decir, no tienen ninguno, pero son utilizadas en el momento de la elección para rechazar lo otro o, como es este caso, los liderazgos mesiánicos que logran “capturar” un momento de bronca, de crisis y frustraciones, con agite y soluciones mágicas, y también utilizados para castigar, pero después no tienen resultados. Enamorado de sus instrumentos (dólar planchado y “batalla cultural”) Milei quiere repetir la fórmula con la que triunfó en 2023, pero dos años después de estar gobernando y con “el pescado sin vender”. A ver, colaboraron todos con vos: desde el FMI hasta los gobernadores; desde EEUU hasta gran parte del sistema mediático y los grandes empresarios te bancan. Federico Sturzenegger hizo y deshizo a su antojo gracias a las facultades delegadas ¿y?, seguimos igual o peor que antes.
  •  Yo no sé si está loco, pero si (como se le atribuye a Albert Einstein, “locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”), en ese estricto sentido, está loco.
  •  Más allá de los gobernadores, de los diputados o senadores panqueques, lo interesante es que se abrió una crisis que, como toda crisis, puede representar una oportunidad: la oportunidad de derrotar este plan liberticida y apostar a una salida de los trabadores, las trabajadoras y las mayorías populares.
  • Fernando Rosso

    Periodista. Editor y columnista político en La Izquierda Diario. Colabora en revistas y publicaciones nacionales con artículos sobre la realidad política y social. Conduce el programa radial “El Círculo Rojo” que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs. por Radio Con Vos 89.9.

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