La Selección debe cuidar a Messi

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La Selección debe cuidar a Messi

El astro no la pasó bien ante el PSG, aunque el equipo nacional lo puede respaldar mejor que el Inter Miami.

El partido del domingo entre París Saint Germain e Inter Miami por los octavos de final del Mundial de Clubes representó el choque de dos mundos opuestos. De un lado, el equipo estado que financian los petrodólares de Qatar, el campeón de Europa y de Francia, y seguramente el mejor de todos en la actualidad. Del otro, un equipo de familia, que mezcla jugadores en retirada con otros mucho más jovenes y que compite en una liga (la MLS estadounidense) y en una confederación continental (Concacaf) económicamente poderosa pero de segundo orden en lo futbolístico.

El contraste fue tan brutal que apenas a los cinco minutos de juego, inmediatamente después del primer gol de los franceses, quedó expuesta la falta de equivalencias. La cuenta se detuvo en cuatro solo porque así se lo propuso PSG. Pero no fueron esas imágenes las que nos han traído hasta aquí sino otras, acaso mucho más ingratas para el fútbol argentino: las de un Lionel Messi impotente y superado como muy pocas veces, casi nunca, se lo ha visto dentro de un campo de juego. 

El capitán de la Selección campeona del mundo y bicampeona de América demoró varios minutos para poder tocar la pelota. Y cuando lo hizo, por lo general en la mitad de la cancha, sucumbió a la fenomenal presión que ejerce PSG para recuperar el balón. En una de esas acciones, recibió de espaldas, quiso girar pero no pudo: Nuno Mendes le pellizcó el balón y salió lanzado hacia adelante. Messi ni siquiera atinó a perserguirlo, no podia. El lateral portugués, de frescos 23 años, jugaba dos velocidades por encima de la suya

Messi pudo participar más del partido y llevar a su equipo al frente en el segundo tiempo. Recién cuando PSG dejó de apretar como lo había hecho en el primero. Pero cuando el equipo de Luis Enrique apuró, todo lo que ya no tiene el supercrack rosarino (velocidad y reacción) quedó en evidencia. Y dejó flotando una pregunta: ¿como estará Messi dentro de un año, si es que decide jugar el Mundial de Selecciones y tiene que capitanear la defensa de la gloria conquistada en Qatar? 

La Selección Argentina no es el Inter Miami. Tiene otra densidad colectiva, un funcionamiento mucho más aceitado y un marco de talento individual que no dejará a su estrella máxima tan expuesta como lo dejó su equipo el domingo y lo rodeará de mejor manera. Los campeones del mundo podrán perder y hasta ser superados. Pero ninguno de sus rivales los aplastarán como lo hizo PSG con el equipo de la casaca rosada. 

Si Messi decide estar, tal vez no lo haga en todos los minutos de todos los partidos. Pero mientras esté adentro de la cancha será protegido, tendrá quienes den la cara por él. La Selección debe cuidar a Messi porque ya no está para ir y venir al ritmo frenético con el que se mueve la máquina parisina. Pero todavía puede jugar. Por momentos, entrando y saliendo de los partidos. El fútbol que le viene faltando en las piernas, aún está entero en su cabeza. Y esa es su esperanza (y la nuestra) en el tramo final de su incomparable carrera.                 

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