Robert Francis Prevost nació el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, Illinois, en el seno de una familia con raíces europeas e hispanas. Su padre, Louis Marius Prevost, tenía ascendencia francesa e italiana, mientras que su madre, Mildred Martínez, era de origen español. Tuvo dos hermanos: Louis Martín y John Joseph.
Durante su infancia y adolescencia, se educó en el Seminario Menor de los Padres Agustinos y más adelante en la Universidad de Villanova, en Pennsylvania, donde se graduó en Matemáticas y Filosofía en 1977. Ese mismo año inició su camino religioso en la Orden de San Agustín, realizando su noviciado en St. Louis y su primera profesión en 1978.
En 1981 hizo sus votos solemnes y completó sus estudios en Teología en la Catholic Theological Union de Chicago. Posteriormente fue enviado a Roma para estudiar Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino.
El 19 de junio de 1982 fue ordenado sacerdote en el Colegio Agustiniano de Santa Mónica por monseñor Jean Jadot. En 1984 obtuvo la licenciatura en Derecho Canónico y comenzó a trabajar en su tesis doctoral.
MISIÓN EN PERÚ Y APORTES A LA FORMACIÓN RELIGIOSA
En 1985, mientras preparaba su tesis doctoral, Prevost fue enviado a la misión agustiniana de Chulucanas, en Piura, Perú. En 1987 defendió su tesis sobre el papel del Prior Local en la Orden de San Agustín y fue nombrado Director de Vocaciones y Misiones en su provincia agustiniana.
En 1988 se trasladó a Trujillo, Perú, donde asumió múltiples responsabilidades en la formación de futuros religiosos agustinos y en la administración eclesiástica. Fue prior de la comunidad, director de formación, profesor de profesos y vicario judicial de la arquidiócesis de Trujillo.
Simultáneamente, impartió clases de Derecho Canónico, Patrística y Moral en el Seminario Mayor «San Carlos y San Marcelo». También atendió pastoralmente a comunidades empobrecidas, incluyendo la futura parroquia Santa Rita y Nuestra Señora de Monserrat.
LIDERAZGO EN LA ORDEN DE SAN AGUSTÍN Y REGRESO A CHICAGO
En 1999 fue elegido Prior Provincial de la Provincia Agustiniana «Madre del Buen Consejo» en Chicago. Dos años y medio después, fue nombrado Prior General de la Orden de San Agustín por el Capítulo General Ordinario, cargo que desempeñó durante dos mandatos consecutivos hasta 2013.
Durante su liderazgo, Prevost representó a la Orden en numerosas instancias internacionales y sinodales, consolidando una visión integradora entre espiritualidad, formación y acción misionera.
En octubre de 2013 regresó a Chicago, donde asumió funciones como director de Formación del Convento de San Agustín, primer consejero y vicario provincial.
Ese retorno a su provincia de origen no marcó un retiro, sino una etapa de transición hacia responsabilidades episcopales de mayor envergadura.
EPISCOPADO EN PERÚ Y NOMBRAMIENTOS VATICANOS
El 3 de noviembre de 2014, el Papa Francisco lo nombró administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo, en Perú. El 12 de diciembre de ese mismo año fue ordenado obispo titular de Sufar en la catedral de Santa María. Su lema episcopal, «In Illo uno unum», refleja el ideal de unidad en Cristo.
En septiembre de 2015 fue designado oficialmente como obispo de Chiclayo. Durante su gestión, ocupó diversos cargos dentro de la Conferencia Episcopal Peruana, como vicepresidente segundo, presidente de la Comisión de Cultura y Educación, y miembro del Consejo Económico.
En 2019 fue designado miembro de la Congregación para el Clero, y en 2020 se incorporó a la Congregación para los Obispos. Ese mismo año fue también nombrado administrador apostólico de la diócesis del Callao.
El 30 de enero de 2023, el Papa lo convocó a Roma para liderar el Dicasterio para los Obispos y la Pontificia Comisión para América Latina, otorgándole el rango de arzobispo. El 30 de septiembre fue creado cardenal, con el título de Santa Mónica.
ELECCIÓN COMO PAPA Y PROYECCIÓN PONTIFICIA
Prevost participó activamente en los últimos viajes apostólicos de Francisco y en ambas sesiones del Sínodo de la Sinodalidad, celebradas en Roma en 2023 y 2024. Su experiencia sinodal previa, como representante de la Unión de Superiores Generales, reforzó su perfil colegiado y pastoral.
El 4 de octubre de 2023, fue incorporado a varios dicasterios clave, incluyendo los de Evangelización, Doctrina de la Fe, Iglesias Orientales, Clero, Vida Consagrada, Cultura y Educación, y Textos Legislativos. También integró la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano.
El 6 de febrero de 2025 fue promovido al orden de los obispos y obtuvo el título de la Iglesia Suburbicaria de Albano, una de las más importantes en la estructura episcopal romana.
Durante la última hospitalización del Papa Francisco, presidió el rosario por su salud el 3 de marzo en la Plaza de San Pedro, gesto simbólico de cercanía y liderazgo espiritual.
Finalmente, el 8 de mayo de 2025, fue elegido como el 267º Papa de la Iglesia Católica, asumiendo el nombre de León XIV. La elección se anunció a las 18:07, ante una multitud congregada en la Plaza de San Pedro.
La Iglesia como unidad misionera
En un gesto de humildad y gratitud, León XIV agradeció a los cardenales que lo eligieron como sucesor de Pedro, destacando su compromiso con la unidad de la Iglesia. «Quisiera agradecer a todos los hermanos cardenales que me han elegido para ser el sucesor de Pedro y caminar junto a ustedes como Iglesia unida», afirmó.
El Papa reafirmó su responsabilidad como líder de la Iglesia, encargándose de llevar adelante una misión en la que se buscan la paz, la justicia y la proclamación del Evangelio. «Somos hombres y mujeres fieles a Jesucristo, sin miedo, para proclamar el Evangelio y ser misioneros», señaló, insistiendo en que el papel de la Iglesia es guiar a la humanidad hacia el amor y la compasión.
León XIV también subrayó la importancia de una Iglesia que construya puentes, que sea inclusiva y misionera. «Tenemos que buscar juntos cómo ser una Iglesia misionera, una Iglesia que construye puentes de diálogo, siempre dispuesta y abierta a recibir, como esta plaza, con los brazos abiertos a todos», expresó.
Remarcó que, en su visión, la Iglesia debe estar abierta al mundo, ofreciendo amor y apoyo a aquellos que más lo necesitan. La Iglesia no solo debe ser un refugio para los creyentes, sino también un punto de encuentro para todos aquellos que buscan consuelo y orientación.
Además, dedicó palabras de cariño y gratitud a su diócesis de Chiclayo, en Perú, a quienes agradeció por su apoyo y fe inquebrantable, reconocimiento al pueblo de Chiclayo que resaltó la conexión personal del Papa con su comunidad y la importancia de los lazos entre el liderazgo eclesiástico y los fieles.
«Queremos una Iglesia sinodal, que camine, que busque siempre la paz»
En su discurso, León XIV también expresó su deseo de ver una Iglesia sinodal, una Iglesia que camine unida, buscando siempre la paz y la caridad. «Queremos una Iglesia sinodal, que camine, que busque siempre la paz, que busque siempre la caridad, estar cerca de quienes sufren,» mencionó. Esta declaración refleja la visión de una Iglesia que no se limita a la prédica desde el altar, sino que se involucra activamente en la vida cotidiana de las personas, estando cerca de aquellos que atraviesan momentos difíciles.
El Papa finalizó su mensaje evocando a la Virgen de Pompeya, a quien pidió que intercediera por la paz del mundo y por la misión de la Iglesia. «Hoy, en el día de la Virgen de Pompeya, nuestra Madre María quiere caminar siempre con nosotros, estar cerca de nosotros, ayudarnos con su intercesión y su amor,» declaró.
Su invocación a María como guía y protectora añadió una dimensión espiritual al discurso, apelando a la figura maternal de la Virgen como fuente de consuelo y fuerza.